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2024
Argentina

Oscar Zack

La Sesión analítica: entre Cronos y Kairós

¿Qué es el tiempo? Si nadie me lo pregunta, lo sé; si quiero explicarlo a quien me lo pide, no lo sé.
San Agustín
El autor de esta proposición, al intentar definir al tiempo, nos presenta la disyunción entre los registros real y simbólico, dando cuenta de esta forma de la  imposibilidad que lo real sea subsumido en su totalidad, bajo las coordenadas de la significación que provee el universo simbólico a través del aparato que lo mide.
Cabe señalar que el transcurso de un análisis puede ser graficado mediante la vectorización de un tiempo cronológico (Cronos) que marca un comienzo y un final, en el cual se van produciendo las mutaciones subjetivas, transformaciones silenciosas, como lo llamó Francois Jullien. Sin olvidar que es en ese tiempo que cada sesión debe ser considerada como un acontecimiento (Kairós) que responde a otro concepto del tiempo, que Lacan llamó tiempo lógico.
Es bajo este sesgo que cada sesión, considerada en su singularidad, se constituye en un Uno que no hace conjunto, un Uno que tiene un principio y un fin no regulado por la escansión simbólica del tiempo, sino por el acto analítico que sanciona el momento de concluir.
En esta perspectiva, el corte de cada sesión expresa la función de la prisa y como consecuencia introduce una temporalidad exclusiva de la práctica analítica, la temporalidad del

inconsciente. Temporalidad que promueve, discurso analítico mediante, la producción del S1(significante amo) separado del goce que portaba, instituyéndose como letra de goce fuera del sentido.
La sesión corta, al privilegiar a través del corte, lo real sobre lo simbólico, busca imposibilitar el restablecimiento de la amistad estructural entre el S1 y el S2, impidiendo que este último introduzca el sentido que haga desfallecer el carácter enigmático del significante aislado.
El analista, sostenido en la función Deseo del analista, no debe ser el cómplice para el rearmado del delirio neurótico.
“La cuestión no es saber si la sesión es larga o breve, silenciosa o charlatana. O bien la sesión es una unidad semántica, en la que el S2 viene a hacer de puntuación a la elaboración – delirio al servicio del Nombre del Padre- muchas sesiones son así. O bien la sesión analítica es una unidad a-semántica que reconduce al sujeto a la opacidad de su goce. Ello supone que antes de cerrarse en bucle sea cortada”. (1)

Cabe recordar que la práctica del desciframiento se detiene en el fuera de sentido del goce, empero hay que saber que al lado del inconsciente, “donde eso habla –y donde habla a cada uno, porque el inconsciente es sentido común-está lo singular del sinthome, donde eso no le habla a nadie”. (2) Así se va construyendo un recorrido que enlaza el inconsciente al cuerpo, inconsciente homólogo a los orificios erogeneizados del cuerpo que presentifican la manifestación de la pulsión.

Este inconsciente es aquél que no admite ser descifrado y promueve, entre otras cuestiones, la diferencia entre el inconsciente transferencial y el inconsciente real.
Aceptar esta diferencia posibilita instrumentar el recurso de la sesión corta, de la sesión lógica, como practica deudora de la enseñanza de Lacan, que permite que el sujeto sea reconducido a la opacidad de su goce. Es la orientación que genera las condiciones para que el sujeto se encuentre con su extrema singularidad, es decir con la huella digital de su goce.

Oscar Zack

Octubre 2014

 

(1) Jacques Alain Miller. La interpretación al revés. Entonces “Sssh…”. Minilibros Eolia Barcelona – Buenos Aires. 1996. Pág. 13
(2) Jacques Alain Miller. Sutilezas analíticas. Paidós. Buenos Aires. 2011 Pág.106

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