Palabras
Marina se sienta al borde de la cama, las piernas le cuelgan largas y blanquísimas , mirando a la ventana le regala a Pablo su espalda. El todavía acostado y desnudo la mira respirar. Está vestida con una camiseta azul , y mientras fuma con una mano con la otra se acaricia el largo de la pierna. Toda encorvada parece un pájaro.
Marina: Mis piernas siempre fueron demasiado blancas no te parece?
Pablo con los ojos cerrados sonríe.
Marina: Tendría que haber sido negra para no envejecer….Largas piernas negras… La señora que le cocinaba a mi abuela tenía unas piernas así, rebosantes de negritud.
Juega moviendo una pierna sobre la otra y mientas se ata el pelo las sube para sentarse en la cama.
Marina: Hoy vi por segunda vez al mismo cartero parado en el edificio del frente… pobre tipo… llevando el mismo paquete morado de ayer. Cada uno debería cargar sus propias vergüenzas… digo… es cómodo ser tan soberanamente ridículo con un regalo si el que lo lleva es el cartero.
Pablo que todavía está con los ojos cerrados toca con su mano el borde de la remera de Marina.
Marina: te dije que escribió Julián? Parece que encontró trabajo
Pablo: te dijo cómo estaba?