lo ha llamado goce UNO, en tanto es un goce que prescinde del Otro.
Este goce no tiene relación directa con los signos del género. Los signos del género, los caracteres secundarios, simbolizan al Otro. Por ello el goce del cuerpo no depende de estos rasgos secundarios.
Por ello es en las estructuras de la sexuación pensadas por Lacan, en donde “los lugares comunes de las relaciones entre los sexos se descomponen, se invierten, se mezclan”.
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Su clínica, la del psicoanálisis de la orientación lacaniana, está hecha para situar la diferencia radical de los goces, que hace la relación sexual imposible, sea cual sea la identificación con la que el sujeto se presente: hembra, macho, transexual, travesti, lesbiana, gay, drag, etc.
Es a partir de la última enseñanza de Lacan centrada en el goce, que cada ser hablante, cualquiera sea su sexo biológico, tendrá que inventar su solución al principio fundamental que propuso Lacan: “no hay relación sexual” y “el goce es del UNO”.
La solución será uno por uno, que resultará del modo singular en que cada ser, inevitablemente sexuado, vive la relación con el sexo.
Notas
1- Soledad Escalante, “Teoría de género ¿Igualdad o diferencia?”, en las Clases medias. Ed.nSur. Casa de estudios del Socialismo, Lima, 1998, pag. 476.
2- Entrevista a Miquel Bassols por José Manuel Ramírez. Aperiódico Psicoanalítico. Año 18. Número 31.
3- J. A. Miller, Una distribución sexual. Uno x Uno n° 47.